El impacto de las actividades humanas sobre las especies animales tiene por lo general consecuencias negativas. Entre las más frecuentes están la disminución de sus poblaciones y en algunos casos la desaparición o extinción local de estas. Los países tropicales, donde se concentra la mayor diversidad del planeta y diferentes organizaciones nacionales e internacionales han aplicado diferentes estrategias para mitigar o evitar estos impactos, como la creación de diferentes tipos de áreas protegidas  o el pago por conservación de los bosques. Aunque la efectividad de estas y otras medidas ya ha sido ampliamente discutida, todas comparten la necesidad de identificar qué es lo que se está protegiendo. Si no hay claridad sobre lo que se busca proteger, ya sean especies categorizadas por su rareza, especies sombrilla, hábitats o ecosistemas y sus servicios, la estrategia de conservación nunca será adecuada a las necesidades, ya sean locales, regionales o nacionales.

En este proyecto se realizó la Instalación de cerca de 300 cámaras trampa en dos polígonos del departamento del Meta (Tillavá y Piedemonte), constituyendo una base importante para entender como las especies sobreviven en un paisaje con diferentes grados de intervención.